La obra, que se podrá ver en la sala Ana Itelman (Guardia Vieja 378, porteña), expresa con un lenguaje muy particular una visión poco optimista del poder, donde se mezclan la abulia, el desconocimiento y la reiteración de los mismos mecanismos a pesar de los cambios aparentes.
"El texto de mi obra -expresó el dramaturgo a Télam- se basa en la confrontación de dos mundos: uno interno, en la cual gobiernan los patrones del poder y otro externo, al cual ese poder alcanza con una fuerza enajenante". En esas dos esferas se mueven, por un lado, la realeza encerrada en su mundo ficticio y, por otro, el pueblo que demanda libertad. (Télam)