¿De qué se trata tu nuevo libro?
Es una continuidad de “Corte y Confesión”. El primer libro se divide en dos partes. La segunda parte son los siete capítulos que hablo sobre mi hermano cuando fue preso por denuncia de su hijo. No podés leer este sin leer el primero porque hay acotaciones sobre el anterior. La editorial “Planeta” lo llama libro de denuncias, porque es un libro cuasi político. Si bien es una historia de vida, el libro habla de cómo se está manejando la Argentina a nivel legal con la violencia familiar, los abusos sexuales, las leyes, los abogados buenos, los abogados malos. Siempre contando en primera persona. Fui asesorado por el Colegio de Abogados y mis abogados de la Fundación. En una hora me voy a juntar con ministros y senadores para ver de qué manera empezamos el petitorio de cambio de leyes. Ellos son los que están interesados en tomar este cambio de leyes.
¿Qué ley se busca?
Actualizar la ley garantista, que acá no está bien tomada. Nosotros pedimos que el violador, de niños, niñas o adultos, sea considerado un crimen de lesa humanidad, ante todo. El violador es un psicópata y un perverso puro, según la psicología. No tiene reinserción en la sociedad, no tiene remedio. Tienen que estar preso o internado en algún lugar que no tenga contacto con la sociedad. Menos los violadores de menores. En Corrientes violaron, torturaron, descuartizaron y quemaron a un pibe. Estamos cada vez peor. En dos años recién empieza el juicio oral y público. Recibo 20 denuncias por día de violaciones. La política tiene que atender estos casos.
¿De qué hablás dentro del libro?
Menciono lo que está mal dentro de la televisión. Por eso yo no veo televisión. Primero porque algunos canales y programas me censuraron. Yo no me meto en puteríos de Tinellilandia ni algo de eso porque no me interesa opinar ni meterme en peleas mediáticas. Más que mediáticas, las llamaría amarillas. Ser mediático no es una mala palabra, es estar en los medios, como vos o como yo. Una cosa es ser amarillista y otra cosa ser mediático. Se superó la “mediatez” y se llegó a un amarillismo violento, por eso digo que “Showmatch” es una apología del odio. No lo digo sólo yo, lo dicen mis abogados y lo dicen los psicólogos. Por ejemplo, hacés que una mina se venda con un millonario. Eso fue denunciado ante el INADI, por eso lo pararon. Todo esto se tapa. No pueden vender a una mujer como novia de Fort o de Tinelli, porque es vender una prostituta. Vos podés hacer zapping pero un chico no puede discernir entre el bien y el mal. Y en lo más fuerte del libro, hablo sobre qué queda en un adulto, como yo, luego de ser violado durante 11 años. Hay día que estoy bárbaro. Pero otros días sólo quiero matarme, quiero desaparecer porque no soporto a la gente, a la vida, a la injusticia.
¿Qué hablás sobre Susana, Mirtha y Fort?
A Susana la conozco hace 27 años, no soy amigo, no soy amigo de nadie en la farándula, mis amigos son de otro palo. Me indignó Susana, porque a ella, a Mirtha y a Tinelli les pedí que me apadrinen el petitorio del cambio de leyes. Eso significa sólo cinco minutos en sus programas para concientizar a la sociedad y abran los ojos. Las víctimas le tienen miedo al miedo, y el miedo genera silencio, y el silencio genera que el violador se crea un rey. Si no tomamos concientización desde los medios, a los políticos no les creen, no se puede hacer nada. La sociedad está fracturada con las lacras y la gente que quiere una vida mejor. Se le da lugar a tantos personajes pelotud…, como el negro de Zaire, que es violento, déspota, que se ríe de la gente. Mirtha primero no me dio bola, después sí, mas allá de esa famosa pregunta que me hizo, que luego el público no la perdónó, yo sí, fue una pregunta desafortunada. Susana y Tinelli tienen la obligación de darme pelota. La idea era que gente grosa a nivel televisivo apoye este cambio de ley y no lo hicieron. Susana no me atendió el teléfono, cuando sí me atiende si le mando un regalo. A Tinelli le escribí yo, llamé al Chato, llamé a todo el mundo. Ni siquiera tuvieron el tupé de decirnos que no pueden aunque sea o mandá una carta. También hay gente que se preocupa como Ana María Giunta, Alejandro Fantino, Fanny Mandelbaum, Zulma Faiad.
¿Qué opinás sobre la tele de hoy en día?
La culpa la tiene el chancho y quién le da de comer. Se bajan líneas porque la gente consume esto. Podrían perfectamente, en esos momentos, hacer zapping. Yo cuando pongo “Showmatch”, y veo tanta boludez, cambio. Me pone nervioso. Hay otros productos que son arte como “Caín & Abel”. Lo otro es pelotudeo, puterío. La gente tiene que tomar conciencia.
¿Qué opinás de Ricardo Fort?
Yo a Ricardo lo conozco cuando él tenía 18 años, en un boliche gay. Todo el mundo lo conoce en un boliche gay. Si él dice que es heterosexual, yo soy Marilyn Monroe y virgen. A esta altura no creo que haya cambiado su sexualidad, hay terapias que te hacen cambiar pero son otros casos. Nunca opiné demasiado de Ricardo para no meterme en discusiones amarillistas. No miro ni escucho a Fort, no me gusta. Me gusta la ropa que usa, antes lo miraba por eso. Todos mis amigos saben que es muy violento y no nos gusta, menos el trato que tiene con las mujeres. Yo soy puto, pero a las mujeres las quiero, por eso las embellezco, no la voy a tirar al piso como una porquería como lo hace Fort, Tinelli y muchos. En el libro no me meto ni hablo mucho de él ni de cosas que conozco y que sé, que no me interesa contarlas en el libro. Es un generador de violencia social todo esto. Por ejemplo, el tema entre Alé y Escudero, que es tan grave, ahí ya es una apología del odio. ¿El COMFER qué carajo hace? Ni hablemos de los directivos que te bajan línea. ¿Hasta dónde llegamos?