Desde hace al menos dos décadas, la producción de uvas tinogasteña vive siempre en crisis, y repercute en una actividad que es totalmente dependiente de ella, como la elaboración de vinos. El resultado: declaraciones de emergencia en forma permanente y un generoso régimen de subsidios para compensar la alicaída producción.
De esta manera, se instaló un sistema prebendario basado exclusivamente en la dádiva estatal para impedir que la actividad desaparezca definitivamente.
No siempre fue así. Hacia fines de la década del ’70 la producción en Tinogasta llegó a topes de 40 millones de kilos de uva. El año pasado, arañó los 9 millones.
Distintos factores han contribuido al crítico escenario, y no se han podido resolver a pesar de las múltiples
intervenciones oficiales.
Basta recurrir al archivo para ver que los problemas son siempre los mismos y se repiten año a año: bajo precio, plagas, condiciones climáticas adversas, falta de tecnología y de canales adecuados de comercialización, entre otros (ver detalle).
El crítico panorama se puede observar en la poca superficie cultivada, unas 2.700 hectáreas para 3 mil productores del departamento.
A lo largo de estos años, el Gobierno ha ensayado distintas estrategias para tratar de producir el despegue. La principal fue la reconversión varietal que implicó el cambio de uva cereza a varietales finos. Aunque esto permitió al principio la aparición de pequeñas bodegas, la mayoría quedó inactiva porque no han podido comercializar adecuadamente sus productos. De esta manera, el crítico panorama vitícola se acentuó.
Falencias que se repiten
Bajo precio y problemas de comercialización: los productores tinogasteños tienen constantes problemas para colocar su producto por el poco valor en el mercado. No hay casi rentabilidad.
Plagas y problemas climáticos: históricamente, han afectado los cultivos de vid, y no se han implementado soluciones de fondo.
Poca tecnología: ha repercutido en cultivos con poco rinde.
Falta de inversión en los cultivos: muchos productores empobrecidos no han podido hacer inversiones, por lo que el rinde de las hectáreas fue en retroceso.
Problemas con el agua de riego y la mano de obra: otro tema crítico fue la administración del recurso hídrico, que terminó beneficiando a algunos productores en detrimento de muchos otros. También hubo falta de cosecheros. (FM Acuario)