"El episodio de delirium fatal fue en marzo de 2004 y fue el que terminó con su vida. El dictamen forense diagnostica como delirium fatal por cocaína, el cual desencadena la muerte por sí mismo por su propia fisiopatología aún sin ningún accidente que por él se produzca", sostiene el informe.
El periodista, de 33 años, murió en el hospital Fernández a los tres días de caer desde el balcón del primer piso de su casa en el barrio porteño de Palermo.
"Tampoco se trató de un suicidio programado dentro del contexto de una conducta dirigida con conciencia de la misma, ni tampoco consta en las distintas historias clínicas que la víctima presentara antecedentes de intento de suicidio que se constituyeran en predoctores de tal evento", señala el informe, pues siempre se especuló con que se trató de un suicidio por la crisis que atravesaba el periodista.
En ese sentido, los peritos remarcaron: "todo lo contrario, sus comunicaciones siempre contuvieron proyectos de continuar con vida".
Según explicaron, el "delirio agitado" o "fatal excited delirium", aparece en "adictos de larga data pocas horas después de la última toma, caracterizándose por un cuadro psicótico agudo con euforia, confusión, agitación, pensamiento delirante con ideas paranoides y alucinaciones, presentando una actividad física fuera de lo normal con exteriorización de fuerza inusual, y desarrollando una conducta agresiva y bizarra que pone en peligro su vida y la de terceros".
Los peritos también se detuvieron en el informe realizado por el legista José Patito, del Cuerpo Médico Forense, quien practicó la autopsia sobre el cuerpo de Castro.
"Fue él quien detectó, basado sobre la historia clínica y la necropsia, que el periodista había experimentado esa patología, a la que se la califica científicamente como ´catastrófica o letal´ y desencadena la muerte en pocas horas o días por hemorragias generalizadas, insuficiencia renal y finalmente paro respiratorio y cardíaco", expresaron.
Por su parte, los peritos de los médicos investigados evaluaron que ante el fenómeno descripto anteriormente, "los pacientes salen a la vía pública en el contexto de la confusión, o realizan una inmersión en agua fría, siendo posible encontrarlos muertos en dichas condiciones dentro del baño".
"Las víctimas adoptan dichas conductas automáticas producto de la desesperación por bajar la temperatura corporal o que por la presencia de los fenómenos alucinatorios puedan pelear o huir de sus propias alucinaciones adoptando conductas de riesgo de las que no son concientes debido al estrechamiento del campo de conciencia impuesto por el delirium", señalaron.
Fuente/ 26noticias.com.ar