Pero más que nada, el pueblo de Andalgalá que votó masivamente a Lucía Corpacci, lo hizo porque exigía por la vía constitucional, un cambio después de esos ocho años de incertidumbre y desconcierto, mensaje claramente expresado en las urnas. Hoy, esa misma masa de votantes, ante la presunción de que estos sujetos sean nuevamente encumbrados, se pregunta “¿Y el cambio prometido…adónde está?”, sin que nadie brinde una respuesta.
Por otro lado era previsible que un importante grupo de dirigentes peronistas, que en realidad fueron los hacedores de la campaña del 14 de agosto y del 23 de octubre, hicieran escuchar su voz reclamando por el recambio dirigencial, porque tal como están las cosas, pareciera que la Gobernadora supone –mal, por cierto- que en Andalgalá no hay otra gente capaz de cumplir las funciones que les estaría por otorgar a esos sujetos desgastados y odiados por toda la comunidad.
Pero como la especie aún es una presunción, habrá que esperar hasta que los hechos se consumen…si es que se consuman.
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