A los efectos prácticos, el decreto 298 sólo puede ser definitivamente anulado si ambas cámaras lo rechazan. En la Cámara de Diputados, la oposición tiene una amplia ventaja numérica sobre el kirchnerismo, pero fue incapaz de reflejarla la semana pasada cuando intentó conseguir quórum en soledad. En el Senado, en cambio, hay paridad de fuerzas y el oficialismo quiere usarlo como última trinchera para los avances opositores.
La presidenta Cristina Fernández anunció el viernes pasado en Washington, ante empresarios norteamericanos, que la Argentina lanzará el canje de deuda el 14 o el 15 de abril. La confirmación ahondó el interés opositor por dar un golpe de efecto.
Desde el viernes pasado, los referentes de la UCR, la Coalición Cívica, el peronismo opositor y el PRO se preocuparon por revisar los eslabones flojos de su propio equipo.
A la fallida sesión de la semana pasada, a la oposición le faltaron 13 legisladores para alcanzar el quórum. Las ausencias respondieron, en parte, a la torpeza. Pero también sospechan que existen legisladores que acordaron con el oficialismo. Las dudas se vuelcan, por caso, sobre los peronistas pampeanos, los radicales catamarqueños y algunos integrantes de Proyecto Sur.
La mayor certeza es que un Congreso paralizado es actualmente funcional a los objetivos oficialistas, que busca fortalecerse a partir de la marcha del canje de deuda y el horizonte despejado frente a las obligaciones financieras.
“Nosotros no tenemos la obligación de ayudar en el quórum para que se sancionen proyectos que van en contra de los intereses del Gobierno y de la Argentina”, argumentó el jefe del bloque oficialista, Agustín Rossi.
Gestiones. No hubo fin de semana para los opositores que se cruzaron llamados sin cesar con el objetivo de garantizar el mágico número de 129 presentes, la cifra del quórum que pone en marcha una sesión. La extraordinaria presión que recayó sobre sus filas elevó al máximo las gestiones. Están convencidos de que, para escapar del escarnio, no habrá ingenuos o impuntuales.
La sesión fue convocada para el martes a las 15.30. “Cinco minutos antes, todos estarán sentados en sus bancas”, prometió el diputado Federico Pinedo, jefe de la bancada PRO, en diálogo con Crítica de la Argentina.
También comprometieron su presencia las fuerzas de centroizquierda, como las encabezadas por Fernando “Pino” Solanas y Eduardo Macaluse. Los legisladores de Pino aceptaron sumarse a condición de aprobar un proyecto que solicita al Poder Ejecutivo el envío de un nuevo presupuesto nacional. Sostienen que el uso de las reservas y la asignación universal por hijo modificó las previsiones votadas por el Congreso el año pasado.
En el Senado, con las fuerzas equilibradas, el vicepresidente Julio Cobos se convirtió en el principal promotor del reinicio de las sesiones y amenazó con descontar un 20 por ciento de las dietas a los legisladores que falten (ver aparte).
La ausencia de Carlos Menem fue el motivo principal del fracaso del último intento. Este fin de semana, los medios se enfocaron en la figura del ex presidente y muchos creen que la presión surtirá efecto. Otros son má escépticos.
La senadora Hilda “Chiche” González de Duhalde dijo ayer sentir vergüenza por la falta de debates en el Congreso.
“Me avergüenza como argentina y como senadora, pero es un callejón sin salida, porque el Congreso puede funcionar si el arco opositor, tan heterogéneo y difícil de consensuar, marca la agenda que nos hemos comprometido a tratar cuando estaban en elecciones”, planteó. No abunda el optimismo en las filas opositoras de la Cámara alta.
Fuente: criticadigital.com.ar