La situación, amén de obstaculizar el paso normal de peatones y vehículos, dificulta la transitabilidad a raíz de los efectos del clima, como las frecuentes lluvias o los fuertes vientos, sobre este tipo de materiales. Muchas veces, el agua que corre por las calles luego de las precipitaciones, provocan que la arena o las piedras queden esparcidas, ensuciando la ciudad y llegando a provocar accidentes.
En adelante, se multará a aquellos vecinos que no se responsabilicen de ésta situación.