Esta posición ventajosa es el resultado de la floja elección opositora de 2011, cuando el contundente triunfo de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner con más del 54 por ciento de los votos le arrebató más de una veintena de bancas, que fueron a parar a manos del oficialismo.
En los comicios de este año, el radicalismo y sus dos partidos aliados ponen en juego 13 de sus 37 bancas, el PRO y sus aliados solo 5 de las 20 que tienen, y el interbloque Coalición Cívica-Unen no arriesgará ningún escaño, porque sus seis miembros ingresaron en el 2013.
Fuente: Télam